
Ha pasado más de un año desde que empujada por esa ola de “negación-rencor” “porque yo soy buena” “nada malo me ocurre” “la culpa la tienen ellos”, y decidiera abandonar lo que más felicidad me ha traído a la vida, y que hoy reconozco ha llegado el tiempo de retornar.
Retornar, eso misma palabra, que tanto miedo me daba pensar y mucho menos pronunciar, porque sabía que tendría que aceptar que algo de culpa tuve y que el rencor es el arma suicida que mata lentamente el alma.
Tendrían que conocer toda la historia para entender a cabalidad el porque de mis acciones, pero difícilmente me animo a rememorar aquellos tiempos, el cansancio mental que me produce, es advertencia que gracias a alguien más grande que yo, que tu y yo juntos, y todo el mundo y el universo entero, ha logrado sacar de lo más profundo de mi ser todo lo que me afectaba para continuar con su propósito.
Ayer pude comprender, en medio de las miradas, los rostros felices, rostros fatigados, llenos de problemas, rostros llenos de vida, con esperanzas y fe, en medio de mi cansancio, de mis sueños cumplidos y por cumplirse y los que nunca lleguen a realizarse, que sin Él nada soy aquí y por la eternidad, que lo necesito para que mi vida este totalmente llena y completa.
Habrá quienes me den toda la razón, otros seguramente pensarán que estoy totalmente fuera de mi, otros simplemente no entiendan el porqué de estos seis párrafos. Pero he decidido dedicar mi vida, empezando por este año 2008 a Vivir para Servir, sí, Vivir para Servirle, a obedecer al Amo y Señor de la Vida, la esencia misma del Amor, el Alfa y Omega, el Principio y el Fin, y estoy feliz… y soy feliz, y lo comparto contigo, no me lo guardo ni lo haré jamás.